CAPÍTULO 3

DÓNDE ESTÁS

Página 4: El descenso

La nave no podía seguir. Los fragmentos eran demasiado grandes, demasiado juntos. Borsiis tuvo que detenerse. Miró el panel. Silencio. Volvió a mirar hacia la luz. Seguía allí, rosa, fija, cada vez más cerca. Abrió la compuerta y salió. Por primera vez desde que todo comenzó, flotaba fuera de la nave. Su cuerpo se movía despacio, rodeado de ruinas. Nadie hablaba. Nadie respiraba. Solo él… y esa luz que no dejaba de brillar.

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