La nave cruzó el último tramo del trayecto, y al fondo, Xelvar. Su planeta. Su hogar. Pero no era lo único que aparecía en el visor. Había una silueta nueva, enorme, flotando cerca. Un cuerpo desconocido, oscuro, moviéndose lento, demasiado cerca de la órbita. Borsiis frunció el ceño. Nunca había visto ese objeto antes. Revisó los registros de navegación, pero no había alertas, ni informes. Solo ese punto, creciendo poco a poco frente a él. La sensación que llevaba todo el camino ahora pesaba más. Algo no estaba bien.