CAPÍTULO 1

LA COLISIÓN

Página 3: El momento exacto

Lo vio. No por sensores. No por gráficos. Lo vio. El objeto impactó. Directo, sin desvíos, como si el destino lo hubiera apuntado con precisión. El meteorito atravesó la atmósfera y en milésimas de segundo, la superficie de Xelvar estalló en una nube inmensa. Borsiis no pudo hablar. No pudo moverse. Solo observó, con la mirada fija, el instante exacto en que todo cambió. Un momento que no se puede olvidar. Ni entender. Y aún así, algo dentro de él le gritaba que no apartara los ojos.

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